Dentro de la pléyade de pintores victorianos que intentaron, con mayor o menor éxito, paliar los horrores estéticos que produjo en distintos medios la industrialización, figura Sophie G. Anderson. Aunque su padre fue un arquitecto francés y ella nació en Paris, se la suele considerar como artista inglesa tanto porque su madre lo era como porque buena parte de su vida la pasó en Gran bretaña y se vinculó con diversos aspectos de la cultura anglosajona. En 1848, huyendo de la turbulenta y revolucionaria sociedad francesa, ella -junto con su familia- emigró a los Estados Unidos.
Allí conoció y se casó con el pintor británico Walter Anderson.
En 1854 se trasladó a Inglaterra y en 1855 ya exponía en la Royal Academy.
Algunos expertos la vinculan al movimiento prerrafaelita, aunque en realidad sus obras beben más en la típica pintura costumbrista, realista -y académica-, que en los verdaderos presupuestos que intentaron seguir los prerrafaelitas. Abundan en sus lienzos los temas considerados como típicamente "femeninos": retratos de infancia -más o menos idealizados-, damas en distinto grado de ensoñación o de nostalgia, gatitos, pajaritos y maripositas por doquier así como algunos seres medio míticos, medio fantasiosos (sin ser Mrs. Anderson una pintora especializada en el mundo de la hadas (Fairy art), mundo que tuvo adalides mucho más vigorosos, tal y como podremos ver en futuras entradas de este mismo blog). Su arte es el arte amable, kind art, bien ejecutado y con abundantes admiradores en su época.
Allí conoció y se casó con el pintor británico Walter Anderson.
En 1854 se trasladó a Inglaterra y en 1855 ya exponía en la Royal Academy.
Algunos expertos la vinculan al movimiento prerrafaelita, aunque en realidad sus obras beben más en la típica pintura costumbrista, realista -y académica-, que en los verdaderos presupuestos que intentaron seguir los prerrafaelitas. Abundan en sus lienzos los temas considerados como típicamente "femeninos": retratos de infancia -más o menos idealizados-, damas en distinto grado de ensoñación o de nostalgia, gatitos, pajaritos y maripositas por doquier así como algunos seres medio míticos, medio fantasiosos (sin ser Mrs. Anderson una pintora especializada en el mundo de la hadas (Fairy art), mundo que tuvo adalides mucho más vigorosos, tal y como podremos ver en futuras entradas de este mismo blog). Su arte es el arte amable, kind art, bien ejecutado y con abundantes admiradores en su época.
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